8.18.2010

¿Qué estamos esperando?

       Como cristianos, al menos desde que conocimos la verdad y aprendimos del maravilloso futuro prometido por Jehová, hemos estado esperando… esperando el cumplimiento de sus promesas, en particular el fin de este oneroso y maligno mundo de Satanás…

Pero al hacerlo debemos cuidarnos de no convertir la espera, en el final de todas nuestras expectativas… Me explico… Aunque Jesús y los apóstoles nos instan a estar en expectativa, y cuidar nuestra conducta, por lo cercano que se vislumbra el fin de este sistema, jamás fue el objetivo final de nuestra fe.

Como muchas veces se nos ha recordado, no servimos a Jehová porque el fin esté cerca… sino porque lo amamos y deseamos que su nombre y su fama se vindiquen. Lamentablemente muchos que pusieron su anhelo y expectativa en una fecha, de decepcionaron y finalmente abandonaron el camino de la verdad. Pasó en 1914, 1925 y 1975. El punto es que el Esclavo fiel nunca ha condicionado su servicio fiel y leal a Jehová, al cumplimiento de alguna expectativa relacionada con una fecha.

De hecho, muchos de ellos murieron antes de ver cumplida la promesa de Jehová de poner fin a este mundo malvado. Y muchos de la gran muchedumbre también se han dormido en la muerte esperando el fin de este sistema. Entonces surge la pregunta…”¿Porqué estoy sirviendo YO a Jehová? “. ¿Qué hay si el fin no llega tan pronto como nos imaginamos? ¿Seguiremos sirviendo a Dios? ¿O nos dejaremos de esperar? Nos conviene examinarnos para estar seguros, y para no estar trasmitiendo estas erradas motivaciones a nuestros estudiantes de la Biblia.

Vamos a suponer que el fin de este sistema llega mañana. Y vamos a agregar que nosotros pasamos con vida al nuevo mundo de Dios…. ¿Con qué nos encontraremos en los días siguientes? ¿Con el paraíso restaurado? ¿Con variado y abundante alimento? ¿Con comodidades y facilidades de trabajo y descanso? Probablemente: NO. ¿Nos sentiremos contentos de haber esperado? ¿Seguiremos con el mismo entusiasmo las directrices de hermanos imperfectos que nos guiarán con instrucciones que tal vez no nos gusten? Recordemos lo que les ocurrió a los Israelitas que no obedecieron a Jehová por los motivos correctos, sino porque se les estaba librando de la esclavitud. “¿Dónde está la tierra que mana leche y miel? Fue su reclamo… “Vamos a morir de hambre y sed”. Le dijeron a Moisés, el representante imperfecto de Jehová para ellos: “Nos trajiste a morir en el desierto”. “Queremos regresarnos a Egipto”.

Nuestros reclamos podrían ser similares: “¿Porqué debo dormir en el suelo, pasando frío?” “¿Dónde está al alimento abundante?... apenas me han dado una ración medida…”. ¿Cuánto tendremos que esperar para tener nuestras casas y nuestras higueras para sentarnos a su sombra?” “¿Porqué no puedo elegir yo dónde quiero vivir, porqué tienen que imponérmelo los ancianos?” “Ya llevamos mucho tiempo aquí y no veo nada muy diferente al viejo mundo”… etc. Etc.

Cuando el temor al Armagedón ya no esté sobre los que sirven a Jehová exclusivamente por ese motivo egoísta… ¿Qué harán? Cuando se pongan a razonar que la próxima destrucción sobre los inicuos vendrá MIL AÑOS después… ¿Qué harán? ¿Seguirán sirviendo y obedeciendo gustosamente a Jehová a través de los ancianos nombrados? O dirán: “Aquí ya no existe la congregación donde me congregaba, así que… ¿Porqué el hermano anciano tiene que venir a decirme lo que debo hacer?”. “¿Quién lo nombró mi jefe?... ¿Qué se cree?”. “Si Jehová me quisiera ordenar algo, me lo diría a mí, no al hermano anciano, que mas encima es mi cuñado y es enojón. Ya sufrimos suficientes injusticias y abusos en el viejo mundo, para que aquí las sigamos soportando”.

Entonces… ¿Por qué motivo seguimos esperando? ¿Nos estamos esforzando por conocer cada día más a nuestro amoroso Dios y aprendiendo a amarlo y a obedecerlo con todo nuestro corazón, como nuestro padre y amigo íntimo?... Eso, y no el simplemente mantenernos sin pecado hasta Armagedón, es lo que nos salvará la vida…

Por eso no sigamos esperando simplemente, sino esperando y trabajando arduamente por ayudar a otros también, a conocer y amar a nuestro Magnífico Dios.

He'Mem